viernes, 17 de octubre de 2008

GENIAL

Por fin desveló el misterio. Desde hace 450 años, los investigadores navales ingleses se han esforzado en averiguar por qué el Mary Rose, ojito derecho de la flota de Enrique VIII, se fue a pique en el año 1545 frente a Porstmouth, durante un combate con los franchutes. En realidad ya se sabía algo: el barco no se hundió por los cañonazos enemigos, sino porque las portas de las baterías bajas estaban abiertas durante una maniobra complicada, entró agua por ellas y angelitos del cielo. Glu, glu, glu. Todos al fondo. Pero faltaba el dato clave: un estudio médico del University College de Londres – eso suena a serio que te rilas, colega- acaba de establecer la causa exacta del hundimiento. El agua entró por las portas abiertas, en efecto. Pero tan imperdonable descuido marinero fue posible porque la tripulación de esa joya de la marina inglesa no era inglesa, pese a lo que su propio nombre indica. Ni hablar. El Mary Rose estaba tripulado por Spaniards. Sí. Por españoles. Naturalmente, eso lo explica todo.
No estoy de coña, señoras y caballeros. O la guasa no es mía. Los perspicaces investigatas del University ¨College afirman eso después de pasar 20 años estudiando 18 cráneos rescatados del barco. Tras concienzudos estudios antropológicos, la conclusión es que 10 de esos cráneos procedían del sur de Europa, debido, ojo al dato, a la composición específica de sus dientes. Se dice, por otra parte, que Enrique VIII iba escaso de marineros cualificados y enroló a extranjeros. Así que, con aplastante lógica científrica, los investigadores han llegado a la conclusión de que éstos sólo podían ser españoles. Tal cual, oigan. Ni italianos ni portugueses ni franceses. Lo de los dientes es decisivo. A ver quién tiene el colmillo así de retorcido, o tantas caries. O tan malos dientes de leche. Vaya usted a saber. El caso es que, bueno. Blanco y en tetrabrik, eso . Leche.
Lo más fino es la conclusión del profesor Hugo Montgómery, jefe del equipo investigador. "En el estruendo de la batalla, se habría necesitado una cadena de mando muy clara y disciplinada para cerrar a tiempo las portas" afirma este Sherlock Holmes de la osteología náutica. Y es que la palabra disciplina en boca de un inglés lo explica todo. Otra cosa habría sido que el Mary Rose hubiese estado en las competentes manos de leales súbditos británicos. No se habría hundido bajo ningún concepto. Pero a ver qué se podía esperar con una tripulación española – lo más normal del mundo, por otra parte, a bordo de un barco inglés -. O sea. Con torpes y sucios meridionales, todo el día oliendo a ajo y rezando el rosario, flojos de idiomas, que no entendían las eficaces órdenes que se les daban en perfecta parla de allí. Así, el hundimiento estaba cantado, claro. Elemental querido Watson.

Yo mismo, modestia aparte, tambien he investigado un poco el asunto. Y fijense. No sólo coincido con las conclusiones británicas, sino que tras estudiar con una lupa la dentadura postiza de la madre que parió al profesor Montgómery, me encuentro en condiciones de iluminar otros rincones oscuros del naufragio.
Y puedo confirmar que, en efecto, así no había quien mandara un barco. Sé de buena tinta – una tinta Montblanc, cojonuda- que el naufragio se produjo cuando el almirante british, que se llamaba George Carew, ordenó "Todo a estribor" y el timonel, que casualmente era de Ondarroa, respondió "Errepika ezazu agindua, mesedez" que significa, más o menos, repíteme la orden en cristiano o verdes las van a segar. Y mientras el almirante mandaba a buscar a alguien que tradujese aquello a toda tralla, una marejada cabroncilla empezó a colarse dentro. "Cierren portas, voto al Chápiro Verde", ordenó entonces el almirante, algo inquieto. Entonces, desde abajo, el contramaestre, un tal Jordi, que era de Palafrugell, respondió. "Digui’m-ho an català si us plau" con lo que mister Carew se quedó de boniato a media maniobra. Pero de qué van estos mendas, inquirió, ya francamente contrariado. Mientras tanto, los demás tripulantes, que también eran indígenas de aquí , estaban en los entrepuentes tocando la guitarra y bailando flamenco, costumbre habitual de todos los marineros españoles, sin excepción, en situaciones de peligro. Fue entonces cuando los oficiales nativos de Bristol y de sitios así, rubios y tal, empezaron a gritar: "El barco zozobra, el barco zozobra. Y abajo, algunos tripulantes, que eran tartamudos y además de Cádiz, respondieron con palmas de tanquillo y mucho arte: "Pues más vale que zo-zobre a que fa-falte, pi-pisha". Y claro. En dos minutos, el Mary Rose se fue a tomar por saco.

Dicen los libros de Historia que las últimas palabras del almirante Carew, antes de ahogarse como un salmonete, fueron: "No puedo controlar a estos truhanes". Pero no. Lo que realmente dijo fue: "No puedo controlar a estos hijos de puta".


ESCRITO POR ARTURO PEREZ-REVERTE

11 comentarios:

rafael dijo...

La has metido, hasta el puño. besitos

José Oviedo dijo...

Ah si fantasma? no te gusta el articuloooooo

Anónimo dijo...

Tú eres catalán, no?. Se nota por como tratas a los spaniards.

rafael dijo...

El articulooo, me encanta. besitos

jordi pla dijo...

Me has dejado con la boca abierta toda la lectura, hasta que he visto el autor.
Está bien la variación sobre los temas 'habituales'.
Saludos.

Anónimo dijo...

Felicidades por tu artículo es muy acertado.

Dorats1930´s dijo...

un beso muy grande para tu abuela.

José Oviedo dijo...

La verdad Jordi que ni por asomo tendría esa habilidad para escribir como el autor, pero es que lo leí y me pareció genial por su forma de redactarlo, y por su contenido.

Y gracias por los saludos a mi abuela, no se quien eres.

Anónimo dijo...

La de veces que habrás copiado en exámenes canalla. El Revérte siempre tan español como nuestro José.

Anónimo dijo...

Del autor solo me gustan sus libros. Las opiniones, que se las guarde, que ya vemos por donde van. Y luego los nacionalistas som nosaltres!

Anónimo dijo...

Carta abierta que ha escrito Pedro Aliaga (religioso trinitario español
que vive actualmente en Roma) a Gaspar Llamazares y ha enviado al diario ABC. No tiene desperdicio. Es buenisima...y muy ocurrente.:
Sr. Llamazares: leo en la prensa que ha cursado solicitud formal para retirar la cruz y la Biblia de las juras de cargos públicos ante el Rey, y que está preocupado porque aún quedan cruces en los colegios y desfilan militares en las procesiones.
En Italia, donde vivo, esa cuestión quedó zanjada con la sentencia judicial favorable al mantenimiento de la cruz en los lugares públicos porque se trata de un símbolo referente para la cultura italiana.
Sin embargo, para usted no es así, y cree que se trata de un atentado a la laicidad del Estado.
Le pregunto: ¿va usted a pedir la retirada de nuestros museos, como
ofensivos, de los Cristos de Velázquez o de las Vírgenes de Murillo?
¿Usted se va a presentar a trabajar en el Congreso el día de Navidad, por la terrible injusticia que representa el descanso para todos los españoles
del día del nacimiento de Cristo? ¿Se va a aupar a la torre de la catedral de Toledo, para tapar sus cruces, que ofenden los aires de los millones de turistas que visitan la ciudad? ¿Se va a emplear con los billetes de 20
euros por representar la ventana gótica de una catedral europea,
intolerante muestra de agresión religiosa? ¿Va a pedir prohibir la Semana Santa de Sevilla, la Romería del Rocío o de San Isidro, por su carga de
ofensiva católica en las calles que a todos pertenecen? ¿Pedirá la
retirada de nuestras bibliotecas, estatales y que pertenecen a todos, de las obras de Gonzalo de Berceo, de Lope de Vega y de Galdós, por su propaganda clerical, impensable en un Estado laico? ¿Borrará al Magistral de La Regenta? ¿Pedirá que la Real Academia declare que las Glosas Silenses y Emilianenses ya no son los testimonios más antiguos del castellano? ¿Borrará los apellidos de Navas de San Juan o de Villanueva del Arzobispo, o se empleará con los nombres de San Sebastián o de Sant Feliù de Llobregat por imponer a todos los ciudadanos un membrete con creencias religiosas adheridas? ¿Raspará con su cincel las cruces de Calatrava o de Santiago de los escudos municipales? ¿Liberará al cochino de San Antón de la oscurantista gorrinera católica, o pedirá usted que la pava de Cazalilla sea arrojada desde la Casa del Pueblo, en vez del campanario de la parroquia? ¿Empezará una cruzada para que el 'Viva San Fermín' se transforme en un 'Viva la serenidad laica de un Estado igualitario en sus manifestaciones lúdicas y/o festivas'?
Señor Llamazares: le aconsejo que, antes de que su partido desaparezca definitivamente del Congreso, haga lo posible por cambiar su nombre en el registro civil, pues es indigno de un Estado como España que usted se
llame Gaspar, como uno de los Reyes Magos, con evidentes reminiscencias católicas y monárquicas que pueden ofender al pueblo al que usted representa.
Pedro Aliaga